La belleza del mármol es innegable. Su uso como material decorativo se remonta a la Antigüedad Clásica. Algunas de las esculturas y obras arquitectónicas más hermosas del arte griego y romano están realizadas en este material. Un ejemplo destacado es el Partenón de Atenas que fue construido con mármol blanco procedente de las canteras descubiertas en el monte Pentélico hacia el 500 a.C.

¿Qué es en realidad el mármol?

El mármol es una roca metamórfica formada a partir de rocas calizas sometidas a un alto grado de temperatura y presión durante miles de años hasta cristalizarse.

Existen diferentes tipos de mármol y cada piedra presenta colores y patrones únicos, lo que forma parte de su encanto natural. Algunas de las variedades más conocidas son:

  • Mármol Carraca: proviene de las canteras de Carraca en la Toscana. Es el mármol más clásico, de color blanco con vetas grises suaves.
  • Mármol Travertino: se encuentra en diferentes lugares del mundo, pero principalmente en las regiones de Umbría y la Toscana. Varía entre los tonos de ocre y marrón.
  • Mármol Santo Tomás: se extrae de canteras ubicadas en diferentes lugares del mundo y destaca por su inconfundible color gris. Es uno de los más apreciados por los decoradores y arquitectos por su acabado sobrio y distinguido.

El mármol como material de revestimiento.

El mármol es elegante, duradero y extraordinariamente versátil. Tiene la capacidad de refractar la luz de una manera especial y de conseguir ambientes más limpios y luminosos. Por esta razón, y a pesar de su elevado precio, se utiliza en todo tipo de revestimientos: suelos, paredes, escaleras, encimeras, etc.

Tiene la capacidad de mantenerse fresco, pero también es un buen conductor de calor por lo que se adapta a los sistemas de calefacción radiantes.

¿Cómo dar un mantenimiento adecuado a los suelos de mármol?

La belleza del mármol sólo se equipara con su delicadeza. El mármol es una piedra porosa y susceptible a mancharse con facilidad si no se limpia rápidamente cualquier derrame. Además, los rayones suelen bastante frecuentes y si se acumulan demasiados, pueden arruinar su brillo natural. Por eso te recomendamos proteger el suelo con moquetas y no arrastrar muebles u objetos pesados.

Limpieza con productos suaves

Nunca utilices productos abrasivos para la limpieza del mármol, especialmente si son ácidos (como el vinagre) ya que esta piedra tiene un pH alcalino y se mancha fácilmente al entrar en contacto con sustancias de un elevado nivel de acidez.

Para la limpieza regular puedes usar una mopa de microfibra ligeramente humedecida. Para retirar manchas o hacer una limpieza más profunda, utiliza una solución de agua y jabón neutro.

Aplicar un tratamiento de sellado.

Es recomendable aplicar periódicamente un producto de sellado para reducir los poros del mármol y protegerlo de las manchas.

No utilices selladores acrílicos tipo ceras ya que dejarán una tonalidad amarillenta en la piedra. Asegúrate de que el producto que has elegido tiene una base acuosa y que ha sido específicamente diseñado para el cuidado del mármol.

Pulido ocasional

Si las manchas se vuelven persistentes y difíciles de eliminar o el suelo tiene demasiadas marcas que estropean su estética, considera contactar con profesionales en el pulido del mármol.

El pulido de pisos consiste en eliminar los desperfectos, manchas y arañazos de los suelos de mármol y otras superficies de piedra natural como el granito o el terrazo.

En el procedimiento se utilizan herramientas especiales como pulidoras equipadas con discos diamantados para conseguir un acabado suave y brillante. Finalmente se aplica un producto abrillantador para que el suelo se vea como nuevo.

La frecuencia del tratamiento de pulido depende del nivel de tráfico. En una casa particular lo más probable es que sea suficiente con hacerlo cada 2-3 años mientras que los suelos de edificios públicos necesitan ser pulidos cada 6 meses para mantener su lustre.

La buena noticia es que, según afirman los expertos, con el mantenimiento y los cuidados oportunos el suelo de mármol es muy duradero y puede mantenerse en buenas condiciones entre 25 y 50 años sin necesidad de restaurarlo.

¡Espero que te han parecido útiles estos consejos!