En primavera se plantan los bulbos que florecen en verano alegrando tu jardín con mil formas y colores diferentes. Especies como las dalias, azucenas, amarilis, nardos, calas o gladiolos son algunas de las más apreciadas en el mundo de la jardinería.



¿Qué son los bulbos?

Son todas aquellas plantas que tienen un órgano de reserva subterráneo del que brotan sus hojas y flores. Los bulbos pierden su parte aérea durante los meses de invierno cuando las condiciones climáticas son duras y permanecen en reposo gracias a las reservas almacenadas bajo tierra. Al llegar el buen tiempo, la planta inicia un nuevo ciclo de crecimiento.

Gracias a su valor ornamental y a su floración prologada y duradera, los bulbos son una de las plantas más utilizadas para dar vida y color a nuestros parques, terrazas y jardines.

Según la forma y disposición del órgano subterráneo, las plantas bulbosas se clasifican en cuatro grupos: las de bulbo (tulipanes, narcisos, jacintos), las de cormo (crocus, ixias, gladiolos), las de raíz tuberosa (dalias), y las de rizoma (iris).

Muchas de las plantas bulbosas que vemos en verano, se empiezan a plantar a partir de febrero aunque la mayoría deben enterrarse entre los meses de marzo y abril. Florecerán desde junio hasta octubre.

Puedes plantarlas solas o en grupos, entre arbustos, macizos o bajo copas de árboles. Algunas de las más populares son las azucenas, los nardos, las dalias, las calas o lirios de agua, los gladiolos, las begonias tuberosas o los agapantos.

jacintos

¿Cómo plantarlos?

Elige bulbos que tengan un aspecto sano. Deben ser compactos, sin roturas ni polvillo blanco o azulado por encima ya que esto es una señal de enfermedades fúngicas.

Los bulbos crecen bien en una tierra suelta y ligera, con buen drenaje y rica en nutrientes. Necesitan un riego regular pero tampoco debemos excedernos con el agua ya que podrían pudrirse.

Si los plantas en un macetero, a partir del segundo año conviene ponerles un abono rico en potasio.

Ten en cuenta, además, que las plantas bulbosas son sensibles a las plagas de pulgones, moscas blancas y arañas rojas. Los caracoles y babosas también devoran sus hojas y en este caso debemos emplear un producto antilimacos.

Los hongos también pueden echar a perder nuestra plantación, en especial el hongo Fusarium que reblandece la base del bulbo ocasionando su podredumbre. Se deben tratar con un fungicida los bulbos sanos y deshacerse de los enfermos.