Cada época tiene sus referencias, y si hablamos de decoración, y más concretamente de alfombras, hay un tipo de alfombra que en poco tiempo se ha situado como una de las más representativas de los hogares de hoy en día: las alfombras de vinilo.
Como su ascenso en el mercado es relativamente reciente no está de más realizar un repaso por sus características para explicar qué las hace tan exitosas y versátiles.
¿Cómo son las alfombras vinílicas?
Las alfombras de vinilo son alfombras finas, ultra resistentes y prácticamente sin mantenimiento.
Están fabricadas con una fina trama de fibras sintéticas tejidas sobre una base de goma. El resultado es una alfombra de cuerpo fino (3-4 mm de grosor), superficie casi lisa y textura muy fina.
La materia prima con la que están fabricadas, el polipropileno, es altamente flexible y resistente a la presión y abrasión, lo que has hace ideales para… cualquier uso.
Tan resistentes son que son aptas para uso doméstico en interiores y exteriores, pero también para uso comercial e incluso industrial.
Y además de su resistencia infinita, cuentan con el gran añadido de su facilidad de limpieza casi legendaria: las limpiarás con el aspirador o el robot, si quieres, pero les puedes pasar incluso la fregona, igual que limpiarías el suelo. No hay alfombra que supere esto.
Ok, pero ¿son acogedoras además de prácticas?
A estas alturas estarás pensando que una alfombra todoterreno de este tipo será muy práctica, pero no necesariamente decorativa.
Y ahí es donde toca romper algunos prejuicios que han acompañado a las alfombras de vinilo desde sus comienzos.
Porque a lo largo del tiempo han sufrido una evolución profunda en la presentación, texturas y diseños, que hay multiplicados las posibilidades decorativas de estas alfombras.
Las alfombras de vinilo tejido hoy en día son alfombras pensadas para vestir no solamente recibidores, cocinas o pasillos, sino salones de todo tipo, dormitorios y cualquier espacio en el que puedas imaginar.
Colores cálidos, acogedores, texturas de gran riqueza visual, diseños con motivos estampados o con cenefas impresas… ya nadie puede decir que una alfombra vinílica de salón es fría o poco acogedora.
Entonces… ¿en dónde las podemos poner?
Pues prácticamente en cualquier lugar.
- En el salón, para empezar, aprovechando sus tamaños grandes con sus cenefas impresas, o con la moderna austeridad de las alfombras lisas, sin más adornos ni artificios que su propia textura.
- En los dormitorios, tanto infantiles, para que los niños jueguen sin que te tengas que preocupar de las manchas, como de adultos.
- En la cocina, para limpiarlas al final de la jornada con la fregona.
- En el recibidor o el pasillo, por su gran resistencia, perfecta para el lugar más pisado de la casa.
- Y en la terraza o el jardín, ya que se sienten tan a gusto en interior como en exterior.
En suma, que las alfombras de vinilo son prácticas, acogedoras y rabiosamente modernas, lo que las hace sin duda las alfombras de referencia de los hogares de hoy en día.